miércoles, 23 de enero de 2013

Pudo haber sido un hermoso cuento de hadas.

Hoy tuve mi primera cita formal. Fue un desastre.

Tuvo un inicio de cuento de hadas. Yo estaba en un colectivo y había un asiento libre junto a mi. En una parada subió un chico, al verlo pensé -Me encantaría que ese chico se siente junto a mi-. sucedió, se sento junto a mi, de lejos se veía que era un chico joven pero de cerca ya no me gustó tanto. Aun así intercambiamos miradas que decían un poco más. Él empezó a juntarse, rozando nuestros brazos, yo seguí el juego. Después de unos segundos ya era obvio que lo haciamos intencionadamente, era preciso entablar una conversación. Nos miramos un segundo, yo confirmé que no me gustaba pero era demasiado tarde, iniciamos la conversación. Saludamos, dijismos nuestros nombres, y luego un silencio incómodo, no había nada que decir. Rompiendo el hielo contamos un poco de nuestras vidas, informé que estaba próximo a bajarme así que decidímos intercambiar correos. Soy malo para conocer gente, se abría una oportunidad inesperada, eso no podía más que llevarme a estar alegre.

Al llegar a casa, a pesar de lo maravilloso de la historia empecé a perder el interés. Ni siqueira miré el papel donde había escrito su correo.


Él me escribió, no sabía si responderle o no. No sabía si tenía interés o no. Pero pensé que era una oportunidad, nunca había salido así con un chico. Así que respondí sin mucho interés. Él en su carta ponía de posdata que le parecía que yo era lindo, pero a mi no me pasaba lo mismo. Pero por mi cabeza pasaban ideas como: tú tampoco eres lindo, así que adáptate a lo que te toca.

Llegó el día del encuentro. Yo elegí el lugar y la hora, fue en un Starbucks, es un lugar ideal para ese tipo de encuentros (creo). Nos econtramos y se notaba que le incomodaba el lugar, a mi me incomodaba el encuentro. La conversación no fue nada fluida, me empezaba a aburrir y me vi obligado a llevar la situación. Detesto llevar la situación, porque nunca llego a ningún lado. Además cada vez tenía menos interés en él. Es muy pasivo, en el sentido que no le agrada mover nada a su alrededor, afirmó que prefiere y puede quedarse sentado imaginando antes que hacer cosas. A mi me gusta imaginar, pero también hacer. La gente que prefiere estar quieta me desagrada. En un momento determinado me pregunto si quería ir a un lugar un "poco más íntimo" y me negué rotundamente. Definitivamente no quería nada con él. Creo que fui muy directo, así que intenté disminuir el golpe diciendo que me gustaba ir despacio. Pero hubo más tensión, hablamos 4 horas. Y aunque decía cosas interesantes ninguna me movió hacia él. No se si desperdicié una oportunidad de disfrutar, pero no quería estar ahí. Quizá nunca esté apto para comenzar una relación. Me da pena por él, creo que se había ilusionado un poco y él quería que pase algo. Y creo que yo también. 

0 comentarios: